Remedio casero contra el resfriado: zumo de limón con miel y ajo

Utilizar ingredientes naturales para reforzar nuestras defensas siempre es una buena opción. La combinación de la miel, el ajo y el limón en ayunas es buen ejemplo de ello. Ya de por sí, la miel y el ajo son dos alimentos saludables y con multitud de beneficios, y pueden serlo aún más si les añadimos otros elementos como limón, canela o pimienta. Aquí tienes cómo combinar el ajo y la miel con limón para reforzar tu sistema inmunitario y recuperarte rápido de esos molestos resfriados del invierno.

Así puede ayudarte el zumo de limón con miel y ajo

  • Reduce el colesterol “malo” (LDL), debido a la alicina del ajo, limpiando la sangre y regulando los triglicéridos.
  • Reduce la inflamación producida por procesos infecciosos, estrés, malas digestiones, etc.
  • Mejora el sistema inmunitario, pues ambos, miel, ajo y limón, tienen propiedades antifúngicas y antimicrobianas, y el limón es beneficioso por sus aceites esenciales como la pectina, el ácido málico o el cítrico.
  • Reduce la tos seca, acaba con los flemas y baja la sequedad de la garganta, además de abrir los pulmones.
  • Favorece a la circulación sanguínea y reduce la presión arterial si se consume regularmente, gracias a los elementos afrutados del ajo, los nutrientes de la miel, y la vitamina C que favorece al corazón. Entre todos, tenemos una combinación anticoagulante que permite prevenir las varices y las trombosis.

Preparación de zumo de limón con miel y ajo

Necesitarás:

  • 335gr de miel de abejas natural (una taza).
  • 10 dientes de ajo.
  • La cáscara de ½ limón.
  • 1 frasco de vidrio (con tapa).

Primero, corta los dientes de ajo en trozos pequeños o pícalos. Luego, echa la miel en el frasco de vidrio y agrega los ajos picados al frasco. Seguidamente, coge medio limón, que puedes escurrir y/o separarle la cáscara de la pulpa. Añade la cáscara al frasco con la miel y los ajos. Mézclalo todo bien y cierra el frasco.

Deberás guardar el frasco bien tapado en un lugar sin luz durante tres días. Cuando hayan pasado, podrás consumirlo con la tranquilidad de que obtendrás todos sus nutrientes y notarás sus efectos a largo plazo.

Puedes tomar una cucharada o disolverla en agua tibia para beberla, ambas cosas siempre en ayunas. Hazlo durante 7 días y, después, deja reposar tu organismo otros 10 días. Pasado este tiempo, podrás volver a consumirlo durante otra semana.

Otras noticias